[ Pobierz całość w formacie PDF ]

hizo una rápida retirada con el temor de que apareciese un segundo
campeón tan temible como el primero.
Llevaron al pobre joven a la casa de Cellini; la operación que le
hicieron no dio buen resultado; los cirujanos sabían muy poco en aquel
tiempo, y muere a consecuencia de la herida. Este desenlace llena de
rabia a Cellini; su cabeza es un horrible torbellino de ideas.
 Mi único descanso era mirar de continuo como si fuese mi ama-
da al arcabucero que había matado a mi hermano... Habiendo adverti-
do que la pasión de verle con tanta frecuencia me quitaba el sueño y el
apetito y me llevaba por mal camino, me dispuse a salir de penas sin
tener en cuenta lo que mi propósito podía tener de culpable.
 Acerquéme hábilmente a él con un puñal grande que parecía un
cuchillo de caza. Yo pensaba de un golpe echarle abajo la cabeza; pero
se volvió tan rápidamente que el arma le alcanzó sólo el hombro iz-
quierdo y le fracturó el hueso. Levantóse, dejó caer su espada y, an-
gustiado por el dolor, echó a correr. Perseguíle, le alcancé a los cuatro
pasos, levantó el puñal sobre su cabeza, que estaba muy inclinada ha-
cia el suelo, de suerte que mi arma se hundió entre los huesos del cue-
llo y de la nuca tan profundamente que por más esfuerzos que hice no
logré arrancarla de allí.
Con tal motivo queréllanse de él ante al Papa; pero tiene buen
cuidado de hacer unas piezas bellísimas de orfebrería antes de ir al
palacio. «Cuando comparecí ante el Papa, me lanzó una mirada ame-
nazadora, que me hizo temblar; pero así que hubo visto mis obras, su
rostro empezó a serenarse.» En otra ocasión, después de otro homici-
dio mucho menos excusable, el Papa responde a los amigos del hom-
bre muerto por Cellini:  Y sabed, que un hombre único en su arte,
como es Cellini, no debe someterse a las leyes ordinarias, y menos él
que ningún otro, porque conozco la razón que le asiste. Esto muestra
cuán profundamente se hallaba arraigado en Italia el hábito del homi-
cidio. El soberano del Estado, el Vicario de Cristo, encuentra natural
148
Este documento ha sido descargado de
http://www.educ.ar
www.elaleph.com
Filosofía del arte donde los libros son gratis
hacer la justicia por propia mano, y cubre al homicida con su indife-
rencia o su piedad, su parcialidad a su perdón.
De esta especial situación de las costumbres y de los espíritus na-
cen muchas consecuencias para la pintura. En primer lugar, los hom-
bres de ese tiempo se ven precisados a interesarse por una cosa que
nosotros no conocemos, porque no la vemos ya, o acaso porque no nos
fijamos en ello, a saber: el cuerpo, los músculos y las diversas actitu-
des que presenta el ser humano en movimiento. Entonces un hombre,
por grande que fuese, estaba obligado a ser un hombre de armas, tenía
que saber esgrimir la espada y el puñal para su propia defensa; con lo
cual, y sin proponérselo, imprime en su memoria todas las formas y
actitudes del cuerpo en lucha o en acción. El conde Balthazar de Cas-
tiglione, al describir la sociedad educada, enumera los ejercicios en los
cuales un hombre bien criado debe ser diestro. Ahora veremos cómo
los gentiles hombres de aquella época tienen la educación, y por con-
siguiente las ideas, no sólo de un maestro de esgrima, sino de un tore-
ro, de un gimnasta, de un caballerizo y de un paladín.
«Deseo que nuestro cortesano sea un jinete perfecto en toda suerte
de monturas; y como es un mérito particular de los italianos gobernar
el caballo con la brida y manejar por principios sobre todo los caballos
difíciles, correr lanzas y justas, que sea en esto uno de los mejores en-
tre los italianos. Para los torneos, los pasos de armas, las carreras entre
barreras, que sea uno de los mejores entre los franceses más excelen-
tes. Para jugar cañas, correr toros, lanzar dardos y lanzas, que sea no-
table entre los españoles... Conviene además que sepa saltar y correr.
Otro noble ejercicio es el juego de la pelota, y no considero menores
todos los demás primores de equitación.»
Pero no se trata sólo de simples preceptos, relegados a los libros o
la conversación; era esto lo que entonces se practicaba; las costumbres
de los personajes más ilustres se ajustaban a ellos. Julián de Médicis,
que murió asesinado por los Pazzi, es alabado por su biógrafo, no sólo
por su titulo de poeta y su gusto exquisito, sino por su habilidad en el
149
Este documento ha sido descargado de
http://www.educ.ar
www.elaleph.com
Hipólito Adolfo Taine donde los libros son gratis
manejo del caballo, en la lucha y en arrojar la lanza. César Borgia,
aquel gran asesino y gran político, tenía las manos tan vigorosas como
la inteligencia y la voluntad. Su retrato nos lo demuestra como un ele-
gante y su historia como un diplomático; pero la biografía íntima nos
lo muestra corno un «matamoros» igual a los que se encuentran en
España, de donde procedía su familia. Tiene veintisiete años- dice un
contemporáneo suyo-, es muy hermoso de cuerpo, y el Papa, su padre,
le tiene mucho miedo. Ha dado muerte a seis toros bravos combatién-
dolos a caballo con la pica, y a uno de ellos hendióle la cabeza de un
sólo golpe.»
Consideremos los hombres educados de esta manera, teniendo el [ Pobierz całość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • skierniewice.pev.pl
  •