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porque lo sopiesse retraer al rey.
El infante cavalgó et fueron con él todos los onrados omnes del rey et del
regno, et ivan ý muchas trompas et tabales et otros strumentos. El infante
andido una pieça por la villa, et desque tornó al rey, preguntól quél
paresçía de lo que viera. Et el infante díxole que bien le paresçía, sinon
quel fazían muy grand roído aquellos estrumentes.
El Conde Lucanor
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Et a cabo de otros días, mandó el rey al fijo mediano que veniesse a él otro
día mañana, et el infante fízolo assí. Et el rey fizo todas las pruevas que
fiziera al infante mayor, su hermano, et el infante fízolo, et dixo bien como
el hermano mayor.
Et a cabo de otros días, mandó al infante menor, su fijo, que fuesse con él
de grand mañana. Et el infante madurgó ante que el rey despertasse, et es-
peró fasta que despertó el rey; et luego que fue espierto, entró el infante et
omillósele con la reverençia que devía. Et el rey mandól quel fiziesse
traer de bestir. Et el infante preguntó qué paños quería, et en una vez le
preguntó por todo lo que avía de bestir et de callar, et fue por ello et tráxo-
gelo todo. Et non quiso que otro camarero lo vestiesse nin lo calçasse sinon
él, dando a entender que se ternía por de buena ventura si el rey, su padre,
tomasse plazer o serviçio de lo que él pudiesse fazer, et que pues su padre
era, que razón et aguisado era de fazer cuantos serviçios et omildades pudi-
esse.
Et desque el rey fue vestido et calçado, mandó al infante quel fiziesse traer
el cavallo. Et él preguntóle cuál cavallo quería, et con cuál siella et con cuál
freno, et cuál espada, et por todas las cosas que eran mester paral cavalgar,
et quién quería que cavalgasse con él, et assí por todo cuanto cumplía. Et
desque todo lo fizo, non preguntó por ello más de una vez, et tráxolo et
aguisólo como el rey lo avía mandado.
Et desque todo fue fecho, dixo el rey que non quería cavalgar, mas que
cavalgasse él et quel contasse lo que viesse. Et el infante cavalgó et fueron
con él todos como fizieran con los otros sus hermanos; mas él nin ninguno
de sus hermanos, nin omne del mundo, non sabié nada de la razón porque
el rey fazía esto.
Et desque el infante cavalgó, mandó quel mostrassen toda la villa de den-
tro, et las calles et do tenía el rey sus tesoros, et cuántos podían seer, et las
mezquitas et toda la nobleza de la villa de dentro et las gentes que ý mora-
van. Et después salió fuera et mandó que saliessen allá todos los omnes de
armas, et de cavallo et de pie, et mandóles que trebejassen et le mostrassen
todos los juegos de armas et de trebejos, et vio los muros et las torres et las
fortalezas de la villa. Et desque lo ovo visto, tornósse paral rey, su padre.
El Conde Lucanor
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Et cuando tornó era ya muy tarde. Et el rey le preguntó de las cosas que
avía visto. Et el infante le dixo que si a él non pesasse, que él le diría lo
quel paresçía de lo que avía visto. Et el rey le mandó, so pena de la su
bendiçión, quel dixiesse lo quel paresçía. Et el infante le dixo que como
quier que él era muy leal rey, quel paresçía que non era tan bueno como
devía, ca si lo fuesse, pues avía tan buena gente et tanta, et tan grand poder
et tan grand aver, et que si por él non fincasse, que todo el mundo devía ser
suyo.
Al rey plogo mucho deste denuesto que el infante le dixo.
Et cuando vino el plazo a que avía de dar respuesta a los de la tierra, díxo-
les que aquel fijo les dava por rey.
Et esto fizo por las señales que vio en los otros et por las que vio en éste. Et
como quier que más quisiera cualquier de los otros para rey, non tovo por
aguisado de lo fazer por lo que vio en los unos et en el otro.
Et vós, señor conde, si queredes saber cuál moço sería mejor, parat mientes
a estas tales cosas, et assí podredes entender algo et por aventura lo más
dello que a de ser de los moços.
Al conde plogo mucho de lo que Patronio le dixo.
Et porque don Johan tovo este por buen exienplo, fízolo escrivir en este li-
bro et fizo estos viessos que dizen assí:
Por obras et maneras podrás conosçer
a los moços cuáles deven los más seer.
Et la istoria deste exiemplo es ésta que se sigue:
El Conde Lucanor
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Exemplo XXVº
De lo que contesçió al conde de Provençia, cómo fue librado de la
prisión por el consejo que le dio Saladín
El conde Lucanor fablava una vez con Patronio, su consegero, en esta
manera:
-Patronio, un mio vasallo me dixo el otro día que quería casar una su pari-
enta, et assí como él era tenudo de me consejar lo mejor que él pudiesse,
que me pidía por merçed quel consejasse en esto lo que entendía que era
más su pro, et díxome todos los casamientos quel traían. Et porque éste es
omne que yo querría que lo acertasse muy bien, et yo sé que vós sabedes
mucho de tales cosas, ruégovos que me digades lo que entendedes en esto, [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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